En
el debate público sobre la Reforma Energética en México aparecieron en semanas
pasadas dos desplegados firmados por el director mexicano ganador del Óscar,
Alfonso Cuarón.

Así
como Thomas Piketty en su libro El Capital en el
Siglo XXI destaca que la desigualdad es un asunto demasiado importante como
para dejárselo a expertos, también lo es el sector energético en México, más
porque supone ser una de las llaves que detone el nuevo desarrollo mexicano del
siglo XXI. Coincido plenamente con el economista francés cuando afirma que la
democracia nunca deberá ser suplantada por una república de expertos, mucho
menos si estos son neofachas que insultan el valioso trabajo de un artista, cuyo trabajo en nuestra sociedad es precisamente interpretar y reinterpretar a esta realidad mexicana llamada a ser transformada como resultado de
un diálogo amplio y plural.
En efecto, la distribución de la riqueza es
un asunto demasiado importante como para dejárselo a los economistas,
sociólogos , historiadores y filósofos. Está en el interés de todos, y eso es
bueno. La realidad concreta y física de la desigualdad es visible a simple
vista y naturalmente inspira argumentos políticos puntuales pero
contradictorios. Campesina y noble, trabajadora y dueña de fábrica, mesera y
banquera; cada una tiene su único punto de vista y ve aspectos importantes
sobre cómo otras personas viven y qué relaciones de poder y dominación existen
entre grupos sociales, y estas observaciones moldean los juicios de cada
persona sobre qué es y que no es justo. Por ello siempre habrá una dimensión
fundamentalmente subjetiva y psicológica de la desigualdad, que inevitablemente
da lugar al conflicto político que ningún análisis científico puede aliviar. La
democracia nunca deberá ser suplantada por una república de expertos – y eso es
muy bueno. [1]
[1]
Picketty, Thomas “El Capital en el siglo XXI” (Harvard, 2014), p. 2 La
traducción del inglés al español es mía
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