viernes, 6 de enero de 2012

Conciliar los intereses partidistas y los ciudadanos en México

Esta es más que nada una invitación a repensar la forma en la que nosotros el pueblo de México desea ordenar los destinos del país en este siglo y en la posteridad.
No han sido más que los intereses de los partidos políticos y su natural apego al poder, los que han frenado una reforma política a la altura de las circunstancias que exige la República a comienzos de siglo. Para proponer la transformación de las instituciones republicanas antes que nada hay que comprenderlas, vivirlas y hacerlas propias, no basta aferrarnos a la idea de que el país marcha a la deriva por cuestiones atribuibles al mismo diseño constitucional del Estado que hoy vemos corroído, ante la incapacidad de un federalismo inoperante en cuanto al tema de la violencia y el crimen organizado que azota a la Nación.
Planteo la consideración de que los partidos políticos buscan renovar sus cuadros y mantener los puestos como un sistema de premios y castigos a la lealtad partidista. Hay que superar esta realidad aceptándola y asumiéndola como una verdad de la vida política nacional, con la finalidad de proponer respuestas y soluciones. En este espacio propongo la reducción de la vigencia de las legislaturas de los cuerpos de las Cámaras locales y la de Diputados Federales. Introduciendo la posibilidad de reelección inmediata y candidaturas independientes. Propongo que se reduzca el tiempo a dos años, tiempo suficiente para ejercer la labor legislativa y para poder volver al distrito y pedir el voto de confianza a sus electores, quienes serán los que mejor evaluarán su desempeño. La reducción del tiempo acarreará una renovación en la vida republicana al interior de los distritos y disminuirá el alejamiento de la vida gubernamental de la de los electores, haciendo más constante dentro de la vida de los vecinos la lógica del debate político, el diálogo y haciendo patentes las problemáticas de la comunidad con una vigencia igual a la tercera parte de la vida de los ejecutivos locales y el federal.

Más que nada, con esta entrada propongo la apertura del debate sobre nuestras instituciones republicanas y la invitación a nutrirlas desde las realidades de nuestros distritos alejándonos de la lógica centralista y presidencialista que dominó la vida nacional por un largo período.

Privilegiemos el debate público de las ideas, abramos camino a la crítica.

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